domingo, 28 de junio de 2009

sin pena ni gloria




Las señoritas
ruedan por el suelo
desapareciendo
tras la cama
transformadas
en papel de volantín rojo

Levantándose
se desperezan
luego un profundo sueño

Revuelven
un jarabe espeso
desprendido
de dulzura

Levantan sus vestidos arrugados
con manos
pegajosas y desgastadas

Sus pies temblorosos
apenas sostienen
la emoción desprotegida
de sus piernas de papel

Pisando estuches larvarios
en un ruido
que ensordece la vida
las señoritas salen
abanicando
el aire pestilente

No las volví a ver
Amuñadas
ya nadie supo de ellas

La cigarras
cubrieron su salida

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