miércoles, 31 de diciembre de 2008

una llamada gris





desabrigada

Descalza frente a la mesa
Con chaqueta de fúnebre terciopelo
Tosiendo,
me esfuerzo en tragar palabras
que pierden calidez
revueltas y deshechas
en leche fría

Atoradas,
salen de mi boca
salpicando el comienzo
de un día igual a cualquier otro

Con gotas blancas
mi mano escribe una llamada gris
sobre el vidrio sucio

La otra cubre en mi boca
lo que nunca existió,
escondiendo la respuesta
a quien nada preguntó

El silencio no ha tocado el timbre
Se sienta a mi lado
toma mi mano
y sigue conmigo
dibujando sobre la mesa



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